Por E. Simón
El Vale Todo no se animó a decir que perdió, que ésta es una elección primaria y que la suma de los votos del basualdismo lo dejan segundo a Tomas.
El gobernador de San Juan, Gioja, salió con cara larga a explicar lo que pasó en la elección. No pudo disimular su decepción. Los candidatos igual, estaban abatidos. No era para menos. La noche del domingo les había cantado la seca. Los gritos en su discurso lo mostraron como a un hombre con miedo a perder el poder del que había empezado a sentirse dueño, luego de 10 años de gobierno. Pepitito Marrone hubiese preguntando: ¿Qué pachoooooooó?
El Flaco, como le dicen los que todavía le tienen cariño, quiso disfrazar la derrota sufrida. La suma de todas las listas del basualdimos dieron en los primeros recuentos cerca de un
43%, mientras que su lista, Tomas, Ferrá y Chanampa, con suerte llegaba al 37%. Es la primera derrota del giojismo en 10 años de gobierno.
Quienes creían tener la "vaca atada" siempre sufrieron el síndrome del amanecer inesperado en que la vaca se fugó sin avisar. Eso es lo que pasó el domingo 11 de agosto en
San Juan. El gobernador Gioja fue el único responsable de la campaña de Tomas, apareció siempre pegado a su candidato e hizo valer su gestión de gobierno como elemento de
persuasión al elector. Así le fue.