Derechos Humanos: Presos son tratados como en la Edad Media en la cárcel de Marcos Paz

Descubren a presos en calabozos individuales sin luz, sin ventilación y sin baños. Era una visita sorpresa de funcionarios. En su exhaustiva recorrida por los pabellones y módulos del Complejo Penitenciario Federal II, en Marcos Paz, los servidores públicos no imaginaron lo que iban a descubrir: presos alojados en calabozos individuales sin electricidad, sin baño y sin tener la posibilidad de asearse durante, por lo menos, tres meses. Derechos Humanos a full.

Doce reclusos, que estaban encarcelados en el pabellón 7 del módulo 1, debían deshacerse de sus excrementos por "una pequeña ventana". Después de la visita, el lugar fue clausurado y se ordenó que los internos recibieran atención médica, psicológica y alimentos. Así lo informó el Sistema de Coordinación y Seguimiento de Control Judicial de Unidades Carcelarias, integrado por jueces de la Cámara Federal de Casación Penal (CFCP), jueces de ejecución penal, representantes de la Procuraduría contra la Violencia Institucional (Procuvin), la Procuración Penitenciaria de la Nación, la Defensoría General de la Nación y, como miembro consultivo, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

"Vimos, sentimos y olimos la situación en la que estaban alojados los 12 presos. Estaban detenidos sin dignidad humana", dijo el juez Gustavo Hornos, presidente de la Cámara Federal de Casación Penal y creador del Sistema de Coordinación y Seguimiento de Control Judicial de Unidades Carcelarias. Si bien se conoció ayer, la visita ocurrió el viernes pasado. Recorrieron el penal de Marcos Paz, además del juez Hornos, sus colegas Mariano H. Borinsky, Sergio Paduczak y Martín Vázquez Acuña; los integrantes de la Procuvin Abel Córdoba y Roberto Cipriano García, y Germán Artola, en representación de la Defensoría General de la Nación.

Cuando la comisión de magistrados llegó al pabellón 7, eran las 15.30 y los presos, según dijeron, aún no habían desayunado. "Algunos de los detenidos estaban en esa situación desde junio pasado. Vestían incluso la misma ropa con la que habían sido alojados", afirmó uno de los jueces que hicieron la recorrida. De los 12 presos que estaban alojados en el pabellón 7 del módulo 1, siete estaban en condición de sancionados y cinco, en calidad de detenido en "tránsito", es decir, reclusos a los que es difícil encontrarles un lugar.

Según la documentación del Sistema de Coordinación y Seguimiento de Control Judicial de Unidades Carcelarias, "los 12 internos encerrados en celdas estancas miraban a jueces y fiscales a través de estrechas mirillas. Las llaves de los calabozos no aparecían, los detenidos gritaban que la visita no se fuera. Esas personas habían estado encerradas por largo tiempo en calabozos individuales, sin salida, sin baño, sin electricidad ni vidrio en una pequeña ventana por la que tiraban el excremento afuera, sin visitas ni aseo". Según fuentes judiciales, el director del Servicio Penitenciario Federal (SPF), Alejandro Marambio, estuvo en la CFCP, donde los jueces le pidieron que "establezca con certeza que hechos de esta gravedad no existen en otras unidades y que no se repitan situaciones como la expuesta".

Marambio negó que los reclusos estuvieran sin luz y sin agua, pero sí reconoció que había reclusos "en tránsito" alojados como si estuvieran sancionados y exculpó por esta situación al actual director de la cárcel de Marcos Paz, de apellido Frezin, porque se hizo cargo de la unidad penitenciaria hace cinco días y, por las irregularidades, responsabilizó a la gestión anterior, encabezada por Víctor Hortel, líder de la agrupación kirchnerista Vatayón Militante, que organizaba murgas y salidas "culturales" de los detenidos. Marambio asumió como director del SPF el 20 del mes pasado, después de la escandalosa fuga de 13 presos de la cárcel de máxima seguridad de Ezeiza. Explicó que ordenó que se realice una investigación para determinar si se registran anomalías similares en otras unidades del SPF.

Según el sitio web del SPF, la cárcel de Marcos Paz está situada sobre un predio de 120 hectáreas, su edificación ocupa 85.000 metros cuadrados y el penal está conformado por cinco módulos de residencia con capacidad para 300 internos divididos en seis pabellones de 50 celdas individuales cada uno.