El humo minero

Por Ernesto Lloveras
Todo lo que se prometió, lo que los gobernantes dijeron, lo que los directivos de las mineras se comprometieron, nada de ello se cumplió. Tal como sucediera en otros países y en diferentes provincias argentinas, la parafernalia de promesas que al inicio de las exploraciones hicieron los capitostes de la megaminería, fue sólo humo, crearon falsas expectativas, con el solo objetivo de ingresar socialmente en la aceptación del trabajador sanjuanino. Ahora se levantan los camioneros, los obreros nucleados en la UOCRA, los empleados echados en mas de cien empresas que se autodenominaban "subsidiarias" de los grandes emprendimientos mineros.

Hoy los Telegramas nublan el cielo sanjuanino. La desesperación de los trabajadores mineros va en aumento, porque cayeron en la cuenta que no podrán hacer frente a los préstamos adquiridos en entidades bancarias, y ya están recibiendo las intimaciones de numerosos estudios jurídicos.

En Calingasta, un centenar de vecinos de la villa cabecera, hicieron un corte selectivo, en la ruta que conduce a Puchuzún, pero solo prohíben el paso a los vehículos pertenecientes a la empresa Troy Resurce, que explota el Proyecto Casposo. Los indignados sanjuaninos, denuncian que la empresa sigue contratando obreros de otras provincias, menos a los calingastinos,a quienes les envían telegramas de despido a mansalva.

Piden la presencia del Ministro de Minería, el "minero" Saavedra, protegido a pesar de denuncias que harían sonrojar a mas de un funcionario. Reclaman también la presencia del Intendente Robert Garcés, que solo se lo vió posando junto al "Violín" uruguayo, ahora alojado en la casita de piedra de Chimbas, en donde tapizó las paredes de su celda, con los recortes de los diarios locales, en donde se lo ve en su rescate triunfante, en manos del gobernador Gioja, y gran parte de su gabinete, transformado en un insólito Comité de Bienvenida.

lo lamentable, en estos días, es que los sanjuaninos fueron engatuzados, con falsas promesas de un bienestar sólido y duradero, lo cual llevó a abandonar la otrora pujante agroindustria, y someterse casi indignamente, a las órdenes de jefes canadienses, ingleses y chilenos, que disponían no sólo de nuestros recursos naturales no renovables, sino también del honor y la buena fe de los trabajadores sanjuaninos, que ahora deben contratar a decenas de abogados, para intentar cobrar los rubros que le sosn desconocidos, por sus ex patrones mineros.