Pedro Cahn, director de Fundación Huésped: “Si vas a tener sexo, ponete un preservativo”

Por Ernesto Simón 
@simondixit 
Es doctor en Medicina egresado de la Universidad de Buenos Aires. Fue Presidente de la Sociedad Internacional de SIDA. Es Jefe de Infectología del Hospital Fernández y preside la Fundación Huésped. Apuesta al uso del preservativo como forma de prevención. Acá una charla con Pedro Cahn, alguien que lucha día a día contra el Sida.

La fundación que dirige trabaja en torno al VIH/sida no sólo como enfermedad biológica de transmisión entre las personas, sino como una problemática social que requiere de la existencia de un entorno comunitario adecuado para las personas que viven con el virus VIH. En el sitio web de la institución, Cahn explica: “Trabajamos para lograr el acceso a la información, la educación y la prevención, conformar una conciencia social comprometida, favorecer la investigación y la actualización de los profesionales de la salud, y mejorar los servicios sociales, incluyendo la protección contra la discriminación”.

Es ágil al hablar y se muestra muy didáctico en cada una de las respuestas que da. Es miembro del Comité Técnico Asesor del Programa nacional de Sida dependiente del Ministerio de Salud de la Nación desde su creación en 1992. Fue el Primer Presidente de la Sociedad Argentina de Sida. Cuenta que en 2001 presidió la 1º Conferencia de la Sociedad Internacional de Sida, primer congreso mundial de la especialidad realizado en Latinoamérica. Claro al explicar, despeja cada duda que pueda presentarse durante la conversación.

- ¿Qué drogas se utilizan hoy para hacerle frente al Sida?
- Nosotros tenemos un formulario de 26 drogas diferentes. Son menos tóxicas que el DDI. Hay posibilidades de establecer diferentes combinaciones. Algún paciente puede no tolerar una combinación, pero por fortuna ahora podemos alternar entre diferentes drogas. Hay variedad como para que todo el mundo pueda recibir tratamiento adecuado a sus características.

- ¿Cuántas nuevas infecciones hay por día en el mundo?
- La estimación actual ha bajado, se calcula que son unas 8.000 nuevas infecciones por día. Efectivamente la tendencia en el mundo parece ser un aplastamiento de la epidemia. Una de las razones para eso es la expansión del tratamiento antiviral. Yo creo que si usted me pidiera que yo diga un concepto importante, central para destacar, le diría que el inicio del tratamiento temprano no solamente es beneficioso para el paciente, sino que también es beneficioso para la comunidad. Porque si hay menos personas en la sociedad circulando con virus en su sangre, su semen y sus secreciones vaginales, entonces habrá menos chances de contagios a terceros. Es muy importante entender que tenemos que hacer un gran esfuerzo para diagnosticar tempranamente a las personas que viven con el virus y no lo saben. Eso permite ofrecerles la oportunidad de ser tratadas en su propio beneficio y en el de la sociedad.

- ¿Una vez que se entra en ese tratamiento antiviral, ya se deja de ser agente de transmisión?
- En esta enfermedad hablamos de transmisión y no de contagio. No es sólo una diferencia semántica. Si yo tengo gripe y estornudo, lo puedo contagiar a usted. En cambio, las enfermedades transmisibles pueden ser evitadas. Usted puede decidir no contraer el VIH si cada vez que tiene sexo se pone un preservativo. Si alguien es usuario de drogas puede decidir no compartir sus instrumentos de inyección. Voy a su pregunta: una persona que esté en tratamiento, y logra detener su carga viral, que quede por debajo del límite de detección, esa persona tiene un muy bajo riesgo de transmisión a otros. De todas maneras nosotros siempre seguimos aconsejando el uso de preservativos en todos los casos. Es mejor ir sobre seguro.

- Hasta hace poco se calculaba que habían registrados entre 35 y 38 millones de casos de personas con Sida en el mundo. ¿Sigue siendo ese el número?
- Ahora, las nuevas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud son algo más bajas. Son de 32 a 35 millones de personas viviendo con el virus en todo el mundo.

- ¿Cuál es la tendencia de casos en Argentina?
- El problema que tenemos en Argentina es que no hay buenos estudios de incidencia. La única manera de saber si una enfermedad está creciendo o no es seguir a una población y ver cuántos nuevos casos aparecen. Lo que sí yo le puedo decir es de acuerdo a mi experiencia personal. En el Hospital Fernández, que es uno de los tantos centros del país donde se hace testeo, nosotros estamos diagnosticando un promedio de una infección nueva por día. Aparecen casos en personas jóvenes y también nuevos casos en personas de edades en las que normalmente los clínicos no suelen sospechar. Bueno, la abuelita de 70 años puede ser sexualmente activa y puede tener una pareja. No se olvide que la vida sexual de los adultos se ha extendido muchísimo.

- ¿Drogas como el viagra han incidido en que haya una vida sexual activa en personas de más edad?
- Exactamente, esos aditivos farmacológicos hacen que la actividad sexual se prolongue mucho más.

- ¿Por qué si hay tanta información sigue habiendo transmisiones?
- Yo diría lo siguiente. ¿Quién ignora que el tabaco hace mal? Sin embargo hay muchísima gente que sigue fumando, entre ellos hay médicos que fuman. ¿Quién ignora que no ponerse el cinturón de seguridad representa un riesgo? Sin embargo la gente no usa cinturón de seguridad. Con esto quiero decir que hay un problema de base que es la falta de una cultura de prevención. Agréguele a eso, que la relación sexual es el único momento íntimo de esparcimiento que los seres humanos tenemos. Se pone difícil decir: “haga, pero hágalo de esta manera”. Creo que hay que seguir informando. No veo que haya sobreabundancia de información. Todos los días se van agregando chicos a la actividad sexual. Entonces hay que seguir informando así como usted enseña matemáticas en las escuelas todos los años. Está muy bueno lo hacen ustedes, los medios, pero además tiene que estar en la agenda de la cultura educativa. La educación sexual es fundamental para que luego los chicos puedan tomar decisiones racionales. Para que no actúen impulsado por lo que ven en la televisión. Usted mira la tele, y es un estímulo permanente a calentarle la cabeza a los pibes, por decirlo en criollo. Tenemos miles y miles de embarazos adolescentes en nuestro país.

- ¿Qué tenemos que hacer entonces?
- Lo que no podemos hacer es enterrar la cabeza como el avestruz y decir: “ignoro esto, no hablo nada”. Si voy a tener actividad sexual, hay que saber que no es más vivo o canchero el que empieza más temprano. Hay que revalorizar la vida sexual. Si vas a tener sexo, ponete un preservativo. Y si no tenés preservativo, decile que no.

- Tiene que ver la elección de ser o no homosexual en las probabilidades de transmisión?
- No, no tiene que ver. Si yo tomo la totalidad de los casos de transmisión en nuestro país, vemos que la mayoría de los casos de portación son por transmisión heterosexual. Cuidado con pensar en que yo, porque no soy homosexual, estoy libre de contraer la infección.

- ¿Pudo ver los cuadernillos de Educación sexual que el Estado reparte en las escuelas? ¿Qué le parecen? Acá hubo polémica con ese material.
- Yo los vi. Son muy buenos. Creo que deben ser distribuidos. No veo porqué tenga que haber conflicto con la Iglesia católica. A mí no me molesta el mensaje de la Iglesia promoviendo la abstinencia. Adelante. Si son exitosos en eso, menos trabajo para nosotros. La gente que no practica la abstinencia tiene derecho a tener una vida sana. Yo no le digo que se ponga un casco el tipo que no se sube a una moto. Yo no le digo al peatón que se ponga un cinturón de seguridad. Bueno, al que no tiene vida sexual, no le digo que use condón. Pero si la va a tener, que use preservativo. La población tiene derecho a tener información y luego hacer su propia elección.

- El proyecto de poner expendedores de preservativos gratis en boliches y bares, ¿cómo lo ve?
- Me parece fundamental. Porque donde se suelen armar las parejas es frecuentemente en los boliches. Seguramente no voy a poner preservativos en las iglesias, pero sí en lugares donde de repente se arma una historia y tengo que tener un preservativo a mano.

- ¿Cree que esto dejará de ser una epidemia en algún momento?
- Yo soy optimista. Creo que es perfectamente posible. Y hay datos que indican que en la medida en que seamos capaces de testear a más personas y de llegar a más personas con el tratamiento, entonces vamos a reducir la posibilidad de transmisión a terceras personas. Esta epidemia se puede controlar. Lo que hace falta es tener la mente abierta y la decisión política para hacerlo.

- Algo que usted querría dejar en claro a quienes leen esta nota ahora.
- Mire, básicamente, lo más importante es darse cuenta que el tema del VIH no me es ajeno, aunque yo no tenga VIH y en mi familia no haya nadie con VIH. ¿Por qué no me es ajeno? En primer lugar porque afecta a seres humanos que son contemporáneos míos y son parte de la sociedad en la que vivimos. Cuando alguien dice que este tema no es problema suyo, yo le diría que no le tocó hasta ahora. Estoy cansado de escuchar en mi consultorio personas que dicen: “Nunca pensé que en mi familia podría ocurrir esto”. Ahí aparece otro elemento fundamental: el del estigma y la discriminación. La gran mayoría de los casos en el mundo han sido transmitidos por relaciones sexuales, y la mayoría prefiere tener relaciones con personas del otro sexo. La discriminación sólo sirve para que las personas que viven con el virus prefieran no enterarse. Entonces termine transmitiendo involuntaria mente la infección a terceras personas. Por lo tanto, ¿qué puede hacer el ciudadano de San Juan? Lo que se puede hacer es no discriminar. Puede combatir el estigma. Ayudar a que se difunda ampliamente la información de educación sexual. Y las personas que crean que estuvieron expuestas al sexo no protegido, pues que vayan al hospital público y se hagan el testeo. Es gratuito y confidencial.


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