El progre Alejandro Dolina llega a San Juan de la mano de Juan Carlos Gioja, hermano del gobernador más entreguista de los últimos 100 años

Por E. Simón 
La familia Gioja quedará registrada en la historia de San Juan como un clan abocado a la política. Casualidades al margen, todos tienen vocación por ocupar lugares públicos. El paladín de la familia, José Luis Gioja, ha mostrado un modo liberal de cómo negociar con las trasnacionales foráneas que se llevan el oro y dejan apenas un 3% de regalías. Sin contar, obvio, la contaminación que producen y la usurpación de agua potable que utilizan a discreción sin pensar en el futuro de esta región desértica llamada Cuyo.

El gobernador Gioja será también recordado porque durante su gobierno desapareció un ciudadano argentino: Raúl Tellechea. Ningún Gioja asistió nunca a las marchas ni se involucró de lleno en algo tan delicado: Un desaparecido en democracia. Sin embargo, dos de los sospechosos que fueron procesados ante la Justicia por el caso, son funcionarios del gobierno de El Flaco, como le llaman cariñosamente en su provincia.

La plata mueve montañas y el oro ni te cuento. Alejandro Dolina, un hombre culto y leído, alguien que supo cautivar a generaciones de radioescuchas con sus programas llenos de magia y sabiduría, tiene su precio, como la montaña. Viene a San Juan por plata, pero lo más grave es que, al venir traído por el clan Gioja, está avalando toda la política de este  caudillo de provincia que ha instaurado un régimen feudal en San Juan. Lleva tres periodos como gobernador aunque la Constitución Provincial establece claramente que sólo puede hacerse un periodo más la reelección. ¿Cuántas reelecciones quiere usted, señor gobernador?

Listas negras, eso dicen todos que hay en Casa de Gobierno. Y doy fe. Hay periodistas prohibidos en la provincia de San Juan. Tal vez Dolina no lo sepa pero por si acaso le damos el beneficio de la duda al autor de Crónicas del Ángel Gris, gran libro escrito durante los años 80 y publicado por primera vez en el país por Anrés Cascioli desde su Editorial La Urraca. Llegar del brazo de una familia que practica métodos muy similares a los que usaba la dictadura militar de Videla en los sangrientos años 70 no deja de ser toda una declaración de principios.

Censura, desaparecidos, gente con miedo a opinar, domesticación de diputados locales, justicia adicta y obsecuente, números en rojo de la economía y entrega del patrimonio cultural a los Buitres de afuera. En fin, Negro Alejandro Dolina, a todo eso estás adhiriendo ahora. El combo es completo. Perdone si empiezo a parecerle que soy un hombre enrolado en "los refutadores de leyendas". Es que usted ya no es una leyenda para mí, es apenas un alcahuete más que se arrodilló ante el poder imperial. No me haga caso, don Dolina, acuérdese que la vida es generosa, así como te quita te da.