Por M. De Urquiza
En mi casa no se habla de nada, todo el día embobados con la tele, tampoco recibimos muchas visitas genuinas y pienso que las pocas que llegan se mueren de aburrimiento. Mi padre es un tipo autoritario que hace uso y desuso de nuestros bienes, que acomoda toda la mueblería según se le cante. Tiene una admirable capacidad para caer bien (sobre todo a los de afuera). Se muestra sencillo, con la mirada cansada, siempre aminorando la marcha y afable en el trato. Yo me doy cuenta porque cada vez que salgo a comprar al mercado de mi barrio todos me preguntan por él, “que cómo está”, “qué se cuenta”, “mandale saludos” y todas esas muestras de afecto. (Al final incluye el video de la canción).
A pesar de la dificultosa relación que llevamos todos en casa, y los desacuerdos con los que convivimos, rara vez se escuchan gritos, discusiones con tintes violentas, quizá por eso los vecinos ni siquiera sospechan del calvario que es vivir en mi casa. El silencio y, paradójicamente el bullicio prevalecen, son actores fundamentales: hay que acatar todas las disposiciones (aunque no estés de acuerdo) de modo silencioso; y cada tanto se organizan ruidosas y parafernalias fiestas en el fondo de casa donde se invita a los vecinos más opulentos.
La mujer de mi padre vive con nosotros desde hace varios años , nunca he logrado acortar la distancia que me separa de su forma de ser, de ese prototipo de mujer que nunca me atrajo. Es un mujer súper insegura y pienso que esa desconfianza la canaliza en actividades inocuas, pasajeras , actividades que son arrebatadas en momentos de crisis y luego son desechas como si nada. Y con esa filosofía camina o se arrastra por que lamentablemente siento que se arrastra. Siempre tratando de conformar a mi padre, tan servicial , cuan si fuera un camaleón se acomoda a los distintos estados de ánimos que presenta mi viejo. La televisión es su compañera habitual, y no es que quiera adjudicarme el dote de intelectual por el hecho de criticar por criticar a la tv. Pero verla agiornarse a ese prototipo de mujer que trata de complacer al hombre ,me parece espantoso, y esos son los programas que consume a diario. De hecho hace unos días empezó a ocupar parte de su tiempo en la gran fiesta que se va a realizar en casa. Ella está encargada de elegir a las chicas más “bonitas” de la zona para que luchen por el trono de “reina de casa “, naturalmente son muchas las chicas que nos están visitando y yo no dejo sorprenderme por su voluptuosidad y lo bien que se complementan con la mujer de mi padre.
Hace unos días la mujer de mi padre se “tomó unos días”, así la escuche hablar y se fue algún lugar: ¿Estás locas de mierda que se creen!? Dio un portazo y se fue. Escandalizada (palabras de ella) por el desembarco de un montón de mujeres que llegaron a escrachar las paredes, ensuciar el piso, descalzas por los sitios de mi casa, negras de mierdas!!!¿Qué vienen a debatir!!!?
Tengo que reconocer que sus palabras sucumbieron en mí. Siempre le di cero importancia a sus opiniones, pero la huida de casa, el modo asustado en que la encontré esa mañana en que me vomito toda su rabia me alerto y me alborotó internamente a punto de encontrarme con miedo.
Las Mujeres del congreso empezaron a caer y yo al principio un poco temeroso las fui recibiendo, presentándoles las instalaciones del lugar, mostrándome cordial pero al mismo tiempo inseguro de lo que podía ocurrir en esta casa, en mi casa. Las chicas llegaban y poco a poco empezaba asimilar todo lo que ocurría: pies descalzos, risas efusivas, miradas ávidas, perspicaces. Mujeres hambrientas de querer caminarse todo el planeta a pie. Y uno que vive tan aburrido, tan dormido, porque en mi casa hay horarios para acostarse, para salir, para llegar y estas mujeres parecen hablar otro idioma, siempre apetentes de algo más, siempre algo más.
El fondo de mi casa se convirtió en un jardín lleno de mujeres. Mujeres con trapos que se avivaban al compás de algún redoblante, mujeres entonando cánticos cuan si fuera un partido de futbol. Yo, sapo de otro pozo, observaba anonadado todo lo que se iba sucediendo, cada instante repercutía en mi como una revelación, una revelación de mujeres por todos lados.
Hermoso, hermoso paisaje. Aires de libertad en mi casa, esta casa aburrida, insípida que ahora tiene otros colores. Paredes que hablan, que gritan. Temas que se instalan para debatir: ¡¡¡Bienvenidos, Bienvenidas!!!
Creo que estas fisuras, hermosas fisuras que quedaron en casa le dan vida , aire , pluralidad. Un variopinto de sensaciones que emergen por todos los sitios de mi hogar.
Lindas mujeres: Gracias por pasar por casa!!!
Mi casa ha sido tomada por las flores, Aleluya!!!