La cultura destinada a la marginalidad o al sometimiento

Por Federico Agüero 
Desde hace un tiempo en San Juan los artistas y organizaciones artísticas que no son de público masivo o no cuentan con el favor de los organismos estatales pasan por una situación difícil.

Hay múltiples factores y costos que inciden en la producción de los eventos que si son analizados en forma alistada pueden tener argumentos válidos para existir, pero que combinados dan como resultado una asfixia financiera a los espectáculos públicos de mediana convocatoria. Como resultado tenemos un panorama donde solo pueden operar los grandes empresarios del espectáculo y los pequeños emprendedores deben mendigar al Estado o resignarse a producir eventos esporádicamente.

Los números
El alquiler de un espacio acondicionado con las respectivas habilitaciones, que son imprescindibles para cuidar al espectador, y que a su vez tenga la capacidad adecuada, ni chico ni grande, de 100 a 300 espectadores, es todo un tema. En San Juan no abundan porque las salas de teatro independiente por lo general tienen habilitaciones para 80  a 120 personas y los pub rondan por el mismo número y desde ahí se salta a lugares con capacidad para más de 500 espectadores.

Las tarifas de SADAIC,  AADI CAPIF y ARGENTORES, sin entrar en el debate de ¿a dónde va ese dinero? en teoría son un porcentaje de las entradas vendidas, pero en la práctica ya hay cálculos estimativos fijos para cada tipo de espectáculo y suman a la cuenta de gastos.

Por otro lado hay que pagar por usar la seguridad pública, porque además de los impuestos que ya pagamos los ciudadanos para mantener a la Policía, cuando se realizan espectáculos hay que pagar “adicionales” de la misma fuerza a razón de 650 pesos cada uno.

La municipalidad también tiene una taza por espectáculos públicos, y en los espacios estatales hay que contratar seguros para todos los espectadores y para los integrantes de la producción. Y ni mencionar lo obvio: el costo de sonido, iluminación, escenografía, vestuario, maquillaje, publicidad y salarios de los artistas y demás trabajadores que intervienen.

Hijos y entenados
Todos estos ítems son costos fijos y de una u otra manera deben ser cubiertos y para poder sortearlos hay que hacer eventos con mucha convocatoria o entradas muy caras lo que aleja al público al que se quiere llegar. En San Juan sólo Hugo Di Bernardo, Gastón Gioja, Fundación PROTEA y algunos que otro más, cuentan con el capital, muchas veces del mismo presupuesto estatal, y los contactos para producir eventos masivos. Traen a la provincia grandes bandas u obras de teatro conocidas que les garantiza convocatoria, que a su vez garantizan porque también están asociados a grupos de medios de comunicación por los cuales hacen la difusión masiva.

Y por otro lado las bandas independientes, de cualquier género musical, y los elencos de teatro alternativo se encuentran con problemas casi imposibles de sortear, porque con la venta de entradas no alcanza, si o si hay que recurrir a otro tipo de financiamiento para realizar la producción.

Es verdad que existen apoyos de distintos tipos para los espectáculos artísticos menos rentables que van desde subsidios y préstamos de gobiernos (nacional, provincial y municipal) de empresas y de fundaciones, para la compra de equipos, para el mantenimiento de salas y para la producción en general. Además de que en la gestión Gioja con la realización de la Fiesta Nacional del Sol, al menos una vez al año, muchos artistas locales son contratados y ganan algo de dinero. Pero el resultado que produce este tipo de “ayudas” es que para vivir del arte, los artistas primero tienen que convertirse en buenos gestores de todas estas dádivas, tienen que aprender a hacer pasillos, antesalas, chupar medias y agradar a gente que no entiende de arte y además, si tienen tiempo y pueden, también tienen que ser buenos artistas.

Esquemáticamente esta es la razón por la cual en la provincia hay una actividad cultural maniatada al servilismo constante, sujetada por el conformismo, donde los creadores que quieren subsistir deben cuidarse de agradar y ser políticamente correctos. Hay una buena oferta de actividades culturales pero muy poca libertad de expresión. Mucho contenido castrado, casi ajeno de los problemas de la sociedad actual y sin profundizar en críticas a los responsables.

Y a pesar de todo, todavía existen quienes quieren perseveran en el arte con el objetivo de transformar su actividad en un medio para expresar la realidad con una mirada no cooptada ni complaciente. Ellos son los que hoy languidecen entre el esfuerzo, la marginalidad y el evento esporádico, mientras trabajan en otras actividades para para la olla en sus casas, apretándose los dientes y mantienen el arte como hobby.

Levantar programas y luchar
Es necesario cambiar, pero en ¿qué dirección? ¿Pedirle más subsidios y apoyo a este gobierno que no ha dado poco, pero lo que ha dado lo a utilizado hábilmente para comprar  o adormecer a la mayoría de la intelectualidad? Creo que mientras no se saque del gobierno al giojismo y al kirchnerismo todas las herramientas que tengan a disposición, las políticas y presupuestos estatales, van a seguir siendo usadas en la misma dirección. No obstante esto, en el camino de acabar con este gobierno y siguiendo el ejemplo del movimiento de desocupados, se puede pelear por arrancarles programas y ayudas para ser distribuidos en forma democrática y sin los condicionamientos ideológicos y políticos que quieren imponer.

Otro aspecto importante por el que se puede pelear es por bajar los costos para todos por igual, por ejemplo, que el estado nacional en vez de subsidiar a producciones en particular, intervenga en AADI CAPIF, SADAIC y ARGENTORES, ya sea con controles y o ayudas financieras y obligarlos a disminuir la presión sobre los eventos de menor convocatoria. Lo mismo debería exigirse para el aspecto de la seguridad de la sala y del evento.

Con estos objetivos es posible unir a los artistas en movimientos amplios que luchen por romper con el primer condicionamiento para la libertad de expresión, por tener acceso a los presupuestos para costear las obras. Solo así se florecerán mil flores y se abrirán cientos de escuelas en nuestra provincia.