Los diputados aprovechan que no viven lejos para abultar sus sueldos ya que piden la liquidación cash por pasajes que no utilizan. Laura Alonso, del PRO, y Martín Lousteau, de Suma +, cobran cerca de 19.300 pesos por canjear pasajes que no usan y así suben más de un 50% sus modestos salarios de diputados nacionales.
Con los descuentos del impuesto a las ganancias la paga oscila unos 38 mil pesos. Ambas cámaras los entregan para que los legisladores y algunos de sus empleados se trasladen a sus distantes domicilios. También se permite liquidar el dinero en caso de no usarlos. Mientras que los legisladores del interior gastan la mayoría, los de Capital Federal y algunos de la provincia de Buenos Aires no tienen esa necesidad. Lo curioso es que cinco de los seis diputados enojados por la falta de transparencia son de Ciudad Autónoma no tuvieron problemas en aprovechar este resquicio para cobrar más.
Esta es una práctica extendida en el Congreso que volvió a entrar en debate porque Alonso y Lousteau exigieron un mayor control de los gastos legislativos junto a otros cuatro diputados y la senadora Laura Montero. Fue en un encuentro que tuvieron con ONGs, difundido por el diario La Nación y motivo de un duro cruce entre los jefes de los bloques. Como resultado, Julián Domínguez avisó que está dispuesto a publicar con mayor detalle más la contratación de personal y la entrega de becas y subsidios, algunos de los reclamos de este grupo de legisladores. Pero ninguno habló del trámite más común que los legisladores de ambas Cámaras tienen para aumentar sus sueldos: canjear por dinero los 20 tramos de pasajes aéreos y 20 terrestres que reciben.
El cobro de desarraigo, que oscila los 8 mil pesos, sí está reservado a quien vive lejos y por eso los porteños no lo cobran. Con los pasajes no ocurre lo mismo pero los diputados que exigen transparencia no lo perciben como un problema. Según fuentes de la Cámarade Diputados de la Nación, Laura Alonso no necesitó ningún pasaje el mes pasado y se llevó 19.300 pesos a su casa. Lousteau sí gastó un poco: cobró 16200. Su ladera Carla Carrizo no necesitó aviones ni micros y también se cobró los 19.300 y lo mismo habría hecho el radical Manuel Garrido.
Las becas y los subsidios de la Cámara de Diputados son por montos mucho más bajos que los de las legislaturas provinciales, donde se entregan cantidades hasta diez veces mayores sin control alguno. Esto hace que canjear los pasajes sea tal vez de las mejores coartadas para que un legislador agregue dinero a sus dietas. Sobre todo si vive cerca del Congreso.