Los fondos para difundir la gestión se gastan más rápido que los de Seguridad, Educación, Salud y Ciencia. El Gobierno muestra una especial habilidad para gastar muy rápido los millonarios fondos disponibles para publicitar su gestión . Al mismo tiempo evidencia una notoria lentitud para emplear los recursos con que cuenta para algunos programas importantes de áreas como Salud, Seguridad, Ciencia y Educación, entre otras.
Así lo muestran los números de ejecución presupuestaria actualizados hasta ayer. En los primeros cuatro meses de este año la administración de Cristina La Muchacha Progre utilizó casi 952 millones de pesos de programas relacionados con la propaganda oficial, como Prensa y Difusión de Actos de Gobierno (se emitieron certificados de pago por 380,19 millones de pesos) y Fútbol para Todos , la principal vidriera de la gestión, que comprometió desembolsos por 571,78 millones de pesos. Ambos están bajo la responsabilidad del jefe de Gabinete, Jorge Todo Terreno Capitanich, y consumieron más del 40% de los recursos disponibles para gastar en el año, algo que en el lenguaje económico se denomina «sobreejecución», por lo que es posible que necesiten nuevas asistencias antes de que termine 2014.
Las ejecuciones en esa área sólo fueron superadas por los subsidios a la energía y el financiamiento de la campaña antártica (sus gastos se concentran en una etapa específica del año). En la otra vereda, por caso, el Ministerio de Seguridad apenas usó 11% de sus fondos.
Bajo el paraguas de la difusión de actos de Gobierno hay tareas diversas, como "intervenir en la ejecución del programa Fútbol para Todos en las materias propias de la comunicación pública" y, principalmente, "entender y efectuar la planificación de la publicidad oficial". El último ítem se lleva todos los años la mayor cantidad de recursos disponibles de ese programa, que llegan principalmente a manos de empresarios cercanos al Gobierno.
El Fútbol para Todos, en tanto, contempla los gastos de televisación de los torneos de Primera División y el Nacional B, donde también se difunde publicidad oficial de todo tipo y calibre.
Si se toman en cuenta los fondos comprometidos, pero cuyos certificados de pago aún no se emitieron (no devengados), la velocidad con que se usan los recursos publicitarios del Estado es aún mayor. El Fútbol para Todos ya tiene asignados $ 1138,70 millones (más del 80% de los $ 1410 millones disponibles para el año), mientras que la difusión de los actos de Gobierno se llevó $ 482,37 millones, casi la mitad de los recursos.
Para Claudio Lozano, economista y diputado de Unidad Popular (de la CTA), el ritmo de ejecución presupuestaria muestra cuáles son las prioridades del Gobierno en materia de gasto. "Este año hay recorte en la obra pública y deterioro por la inflación en los planes sociales. El fundamento es, entonces, la propaganda oficial", explicó.
La voracidad de ambos programas es evidente en la comparación con otros. Pese a que el tema está entre las principales demandas sociales, todo el Ministerio de Seguridad (es el encargado de delinear políticas nacionales en el área), que maneja María Cecilia Rodríguez, tiene menos recursos disponibles que el Fútbol para Todos. Y apenas usó 11% de esos fondos en los primeros cuatro meses de 2014.
Dentro del Ministerio de Salud, el programa para fortalecer la "Capacidad del Sistema Público de Salud" empleó apenas $ 3,9 millones sobre más de $ 189 millones disponibles, y la investigación para la Prevención, Diagnóstico y Tratamiento del Cáncer sólo utilizó 6,4% de sus recursos, un número bajísimo a esta altura.
"Que haya sobrejecución de algunos programas quiere decir que se hicieron mal las cuentas. Pero la mayor dificultad es que el presupuesto no está bien hecho. Entonces, si la regla está mal, es lógico que luego haya desajustes", explicó Fausto Spotorno, economista de la consultora Orlando J. Ferreres y Asociados.
El programa destinado al "mejoramiento de la calidad educativa", dotado de más de $ 333 millones, echó mano sólo a un 3% de esos recursos. Y todo el Ministerio de Ciencia y Tecnología, cuyos fondos totales este año equivaldrán a las tres cuartas partes de los programas dedicados a la publicidad de la gestión, apenas usó 11,67 por ciento.
Incluso para la "Prevención, Asistencia, Control y Lucha Contra la Drogadicción", a cargo de la Sedronar, que levantó el perfil desde que está a cargo del padre Juan Carlos Molina, se usó 24% de un presupuesto de $ 128,05 millones, también más bajo que el de las tareas publicitarias.
La lentitud en el uso de los recursos disponibles también se nota en las áreas vinculadas con la Defensa. Por caso, la Secretaría de Inteligencia usó 22,3% de sus recursos, y el programa denominado "mantenimiento y producción para la Defensa", una enorme partida dotada de casi $ 1000 millones, apenas se deshizo de 8,5% de esos recursos, por menos de $ 50 millones.
La subejecución de partidas, además, deja la puerta abierta para que el Gobierno redireccione esos fondos a las áreas que gastaron el dinero más rápido. Basta con una firma del jefe de Gabinete para que eso ocurra.