El grotesco publicitario de la vieja

Por Lucas Carrasco 
Revela, sociológicamente, cómo piensa el mundo y su relación con los gobernados. Desde esa lejanía donde le debemos todo, donde fundó la sociedad (en realidad la fundió; pero no hay que decírselo mucho que se deprime, se inventa una enfermedad y se borra, dejándonos con su socio imprentero).
ATECÉ es un espanto fascista. Pero sorprende el nivel rudimentario, como si Carlitos Figueroa lo hubiera moldeado. El fútbol no tiene la dimensión semiótica que le narran los torpes. Esos abogados que tratan de esconder sus choreos y fracasos con la magia inexistente de la comunicación. Pero sí puede tener los antagónicos y perfectos efectos contrarios.



Y estamos asistiendo a un suicidio publicitario. Que no es ni será la razón por la que la vieja no puede caminar ni por San Isidro; ni es ni será la razón por la que terminará en cana. Es y será una de las razones, ni siquiera la más importante, por la que los beliebers K que hoy la aplauden y se le ríen de los chistes, por lo bajo se van a reír cuando le lleven cigarrillos a Ezeiza.

¡La vieja ya no fuma, lo contó en una Cadena Nacional! Claro. Por eso le van a llevar cigarrillos.