El Padre y el Héroe de la Patria

Por María Antonieta Zegaib 
No quiero olvidar ante el aniversario del paso a la inmortalidad del general José de San Martín, de un grande, nuestro Sargento Juan Bautista Cabral, quién perdió la vidaen combate protegiendo al general frente a la posible muerte del Padre de la Patria en manos de los realistas. Acá algo de historia pero recordar. Sin un Cabral, quizá nuestra patria habría sido huérfana antes de nacer.

"Cuando en el campo de batalla se encuentran dos grandes y uno da su vida por el otro sabiendo que tiene un destino mayor". El coronel San Martín se aseguró que el nombre de Juan Bautista Cabral no caiga en el olvido.

En la noche de la victoria, el santo y seña es: Cabral, Mártir de San Lorenzo. Además, en las inmediaciones le alza un modesto cenotafio. Ya en Buenos Aires, San Martín hace colocar en el exterior del Cuartel de Granaderos a Caballo un tablero oval donde está escrito: Al soldado Juan Bautista Cabral, muerto en la acción de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813. Todos los que entran o salen del cuartel lo saludan. Desde el Coronel hasta el último recluta. Juan Bautista Cabral permanece también en la lista de revista de la que fuera su fracción: la Primera Compañía del Primer Escuadrón.

En el pase de lista de cada tarde, el Sargento de Brigada lo llama en alta voz: ¡Juan Bautista Cabral!, a lo que el sargento más antiguo le responde diciendo: ¡Murió en el campo del honor, pero existe en nuestros corazones! ¡Viva la Patria Granaderos!, a lo que atruena el ¡Viva! A toda voz de la compañía.

Esta conmemoración se continúa celebrando aún hoy, en forma diaria, en el Cuartel de Granaderos a Caballo, que se encuentra sobre la calle Luis María Campos, en el barrio de Palermo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

San Martín también se ocupó de pedir compensaciones para los deudos de los caídos. Como Cabral era soltero, la solicitó para su familia, y es en esa circunstancia que el futuro Gran Capitán dice de su granadero heroico: “Atravesado el cuerpo con dos heridas no se le oyeron otros ayes que los de ¡Viva la Patria, muero contento por haber batido a los enemigos!”.