Cuando nuestra militancia quiere dejar la bandera

Por María Victoria Campos Pérez 
A veces nos preguntamos que mal hacemos para estar solos sin una meta en el futuro; pero muy pocos nos ponemos a pensar que quizás es nuestra forma de actuar la que hace que nuestros chicos deseen dejar de seguir nuestros pasos. Hace unos meses tuve unas palabras con un joven militante radical que no dejaba de decir “la verdad”, esa verdad que es duro escuchar,pero que es necesaria saber.

Llevo varios años fuera del país, pero eso no me significa que no tenga derecho de formalizar mi opinión sobre lo que fue nuestra querida “Unión Cívica Radical”, hace ya más de 30 años.

Sabemos que los cambios perjudican al entendimiento de quienes por carecer de ética y moral, lleva a toda una militancia a un precipicio. Difícil es reconocer, que tantos años de cariño, amor y fidelidad a un partido no significan nada para quienes durante 20 años debieron cuidarlo, protegerlo y darle el sustento necesario para no doblarnos y mucho menos vendernos.

Cuando la juventud no posee ese espíritu que nosotros hemos tenido; cuando acuden a los comités y deben seguir unas pautas y callar viendo las diferentes formas de actuar entre una misma sede. Cuando todo ello sucede,es que fallamos nosotros.

Fallamos los mayores, los que un día fueron personalidades y nos tuvieron que enseñar a caminar. ¡Fallaron los Mayores! Esas personas que nos decían que nuestro color de bandera era la Roja y Blanca; ese color que significa la sangre de nuestros creadores y la pureza de nuestros principios.

Principios que hoy ya no existen, principios que han sido reformados por personas con afán de poder y desorden de carácter para afrontar las decisiones que debimos sostener todos.

La moralidad de ser “personas”, nos sabe mal hoy en día, nos sabe muy mal y tratamos de disimular lo que entre nosotros mismos nos estamos cuestionando; que es nuestra propia lealtad hacia la bandera de la Unión Cívica Radical”.

Se que muchos verán mi escrito como una forma de violencia hacia quienes dirigen hoy una institución de 123 años de historia; de vidas pasadas, de experiencias, de crecimientos dignos de grandes personalidades a las que llevo en el corazón y respeto.

Tantos años de historia y hoy; hoy nos vendemos a una “unión incongruente”, que no se sostiene y que va a destruir aún más a nuestra querida bandera radical. Poco me importa la opinión de quienes en éstos años de sufrimiento han hecho negocio con el desamparo de todo un pueblo. Siempre me consideré una mujer de luchas nobles, de gran carácter y tesón para no dejar permitir que al partido que amo se lo lastime y se lo quiera confundir con una unión que no posee base sólida, y mucho menos confianza por el pueblo argentino.

Cometimos errores, pero no nosotros si no ellos; los que aún hoy quieren darnos el ejemplo de una unión que no existe dentro de la propia sede radical; y nos ven con diferencia como los peores porque no pertenecemos a ninguna familia de poder dentro del comité.

De nada sirve ser un militante, si nuestros maestros no nos enseñan a caminar con paso firme y con nuestra propia bandera.

Rojo y Blanco es mi corazón, rojo y blanco es mi lealtad y rojo y blanco serán por siempre los colores de nuestra única unidad. La unidad de todos los radicales que admitan una única bandera y un único escudo sin variar de nombres según sus regiones, ciudades o pueblos.

Lo místico no es siempre lo puro, pero es lo que creció con nosotros y en nuestros propios hogares. La educación recibida en épocas de cambios y que nos han servido para sobrevivir en el tiempo y en el siglo que lleva nuestra insignia.

No podemos permitirnos la osadía de cuestionar las mentiras que se nos están contando, cuando sabemos que no existe una región en argentina que no haya sido golpeada fuertemente por el caos que representa éste gobierno y los gobiernos justicialista que tuvo la República Argentina.

Permitimos que personas que hoy nos dirigen nos den a elegir entre un “Pro o un Massismo”, ambos de identidad justicialista y de complicidad externa y en alguna medida internamente en actos de violencia social que han sido determinantes en acciones contra toda una Nación y a propio pedido del estado a los que hoy representan el poder de Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Un aliado “escondido” de un gobierno que nos ha hundido a todos en la miseria.

No hemos aprendido nada, seguimos  callando y viendo lo que no queremos, pero esperamos, esperamos a que los mayores que nos dirigen, ignorantes a una realidad que impera entre nosotros mismos, decidan sin contar con la militancia radical lo que nos significaría el final de “una bandera roja y blanca” y el comienzo de una falsa bandera de colores que ni siquiera serán nuestra esperanza.

Dónde quedaron nuestros principios y nuestra fuerza? Dónde quedaron nuestros próceres? Dónde quedó su enseñanza? Que es más importante? Y me lo pregunto a diario y aún no consigo una respuesta digna a lo que veo y leo en los foros y el periódico internacional desde España.

No existe excusa a un cambio de imagen, a una alianza y a un olvido de ¡Quienes Somos!...Y por que llevamos tantos años siendo radicales?

Cómo olvidar la figura de una señora que se pasea por las calles con una muñeca; o la imagen de un ex-presidente de un gobierno peronista;cuyo presidente en ese período nos robó a todos e hizo millonaria a su familia...Cómo olvidar a un señor que es impuesto por Clarín y que se sigue subiendo al carro de una honestidad que en mi forma de pensar es cuestionable.

Yo no soy nadie, soy una mujer, un nombre más y un número de militante más que un día tuvo que marchar por la falta de cordura de un presidente radical que nunca pidió perdón a la nación por lo que había hecho.

Nunca pidió perdón, y los que con él estaban se callaron y nos dejaron solos, dejaron sola  “A tantos años de historia y de luchas dignas”.

Nuestra historia nos hizo comprender  que tuvimos que padecer una primera división del radicalismo por la ambición de unas personas que también querían el poder y se hicieron llamar Coordinadora.

Nuestra primera desunión como Casa Radial y que dio cobijo a personas de otros partidos para poder así, separar poco a poco la doctrina que nos hizo crecer como radicales. Dejamos entrar en nuestra propia casa a personas que se aliaron a nosotros para fracturar nuestra estirpe como radicales, y aún así les dieron cargos y nos dirigieron hasta el caos que hoy vivimos.

Tuvimos mujeres valerosas y muy fuertes de carácter que propiciaron al derecho de la mujer a un trabajo digno y a una seguridad social que no se tenía...Nuestras mujeres del pasado dejaron una huella en nosotras y hoy parece que algunas sólo piensan en sí mismas y sus cargos en el Congreso, que de seguro es mejor que limpiar casas o atender en supermercados.

Las señoras del poder que se han codeado con todos los gobernantes entre risas y abrazos y que hoy nos quieren “aclarar nuestro pensamiento” con la idea de sanar  a toda una Capital con la insignia, unido de un Pro, que fue nuestro enemigo y se apropió de casi media ciudad privatizándola en beneficio de sus propias empresas.

Sabios consejos nos quiere dar; elegir a una empresa familiar con cargo en el poder de Ciudad Autónoma de Buenos Aires y con la conclusión de que si no se acepta, la UCR perderá el gobierno.
Sabios consejos que nos da una persona que trabajo para todos y todas, en épocas de vacas flacas para los más humildes. Sabios consejos, sabios consejos.

Mientras tanto, en la inmensidad de éste país, nos seguimos cuestionando si vamos con la identidad radical, la identidad del partido justicialista, la identidad de un socialismo, la identidad de una derecha camuflada bajo la bandera y foto de “un Che Guevara”, (espero sean lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de quienes hablo). Sabios consejos, sabios consejos.

Los que hoy nos lideran se pelean entre ellos por seguir en la palestra de una sede que se merece un respeto que no tiene y que le ha faltado hace 20 años. Nuestros Mayores no han sabido aclarar lo sucedido con el gobierno de “De la Rua” y nos han callado a todos en el silencio y sin un “perdón”. El perdón que necesitamos decir a todo un pueblo para poder comenzar otra vez como radicales y sin objetar las miserias que muchos nos prodigan.

No somos títeres a un régimen obtuso, somos militantes de un partido de estirpe y de mucha historia digna de ser contada. Fuimos quienes trajimos la democracia, después de años de gobierno uniformado. Fuimos quienes condenamos a los militares por sus asesinatos y fuimos en tiempos de Humberto Illía, los que llegamos a ser la 9ª Potencia Mundial, y eso no se olvida.

La buena historia es digna de recordar, tenemos que  aprender a vivir con nuestro pasado, ya sea bueno o malo, tenemos que aprender a dar la cara y desplazar a los que nos hacen daño. Somos aún un futuro, porque aún vivimos en el presente y luchamos el presente, aunque algunos estemos solos.

Es  tan importante el respeto hacia nuestra militancia; es tan importante  que nuestras mujeres caminen a la par de nuestros hombres; que se nos pida apoyo en todo y se nos permita en conjunto tomar decisiones. Es tan importante tener respeto hacia nuestra juventud, examinarla y prepararla sin tener en cuenta sus lazos familiares.

”Es tan importante ser radical”, que mi dolor por lo que veo hoy, me lleva a escribir éstas extensas líneas, que son fruto de mi pensar y mi visión de lo real.
Es hora de mirar por los nuestros, más que por los ajenos.Es hora de enseñar como se debe y no de trapichear un cargo en el Congreso o Senado.
Es hora de mirar por nuestra casa, nuestros años de supervivencias y sobre todo es hora de “volver a ser la verdadera Unión Cívica Radical".