Se impuso por ocho puntos pero no evitó el ballottage donde deberá enfrentar a Aécio Neves. Marina Silva quedó tercera. Fue una de las elecciones más emocionantes desde el regreso de la democracia,
En Brasil ya la llaman "a grande reviravolta", la gran pirueta. La sorpresa la dio el senador socialdemócrata Aécio Neves, relegado hasta hace poco a un lejano tercer lugar en las encuestas, pero ayer dio el batacazo al superar por un amplio margen a la popular ecologista Marina Silva. Así, se posicionó con fuerza para disputar el ballottage con Dilma Rousseff, que, si bien fue la más votada, no logró la mayoría suficiente para ganar en primera vuelta.
Con casi el 100% de los votos escrutados, Dilma, del Partido de los Trabajadores (PT), obtuvo el 41,5%, seguida por Aécio, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con 33,6%, y finalmente por Marina, del Partido Socialista Brasileño (PSB), con 21,3%. Al no conseguir la mitad más uno de los votos, la presidenta enfrentará a Aécio en la segunda vuelta el 26 de octubre.
El contundente respaldo que logró Aécio sorprendió incluso a los socialdemócratas, que sueñan con poner fin a 12 años de gobierno petista.
"Es hora de unir nuestras fuerzas. Mi candidatura ya no es más la candidatura de un partido político, o de un conjunto de alianzas. Es un sentimiento más puro, de todos los brasileños que aún tienen la capacidad de indignarse", proclamó anoche Aécio.
En su discurso, Aécio hizo referencia al estancamiento económico después de cuatro años de una decepcionante expansión, con alzas cada vez más notorias en la inflación, y a los recurrentes escándalos de corrupción, sobre todo en la estatal Petrobras.
El gran caudal electoral que obtuvo Neves causó asombro luego de que los últimos sondeos de opinión habían pronosticado un empate técnico con Marina Silva, la reconocida ambientalista que se convirtió en un fenómeno en esta campaña al asumir la candidatura dejada vacante tras la muerte del gobernador Eduardo Campos en un accidente aéreo, el 13 de agosto.
Desde el cuartel general de su partido en Belo Horizonte, este ex gobernador de Minas Gerais proclive a la iniciativa privada y el achicamiento del Estado, no dejó pasar la oportunidad de apelar a Marina Silva, y en especial a los seguidores del fallecido Campos, a quien mencionó como un "amigo" y definió como "un hombre público honrado".
Marina, que en pocas semanas de campaña había sumado un respaldo sorprendente, en parte de jóvenes que participaron el año pasado de las masivas manifestaciones en reclamo de mejores servicios públicos y rechazo a los gastos por el Mundial de fútbol, indicó que su coalición sostendrá reuniones en los próximos días para discutir cualquier respaldo en el ballottage.
No es la primera vez que esta ex ministra de Medio Ambiente de Lula se encuentra en esta posición: ya en las elecciones de 2010, cuando era candidata presidencial por el pequeño Partido Verde y alcanzó un sorpresivo 20% de los votos, se negó a declarar su apoyo a los dos contrincantes: la propia Dilma, que finalmente resultó victoriosa, y el socialdemócrata José Serra.
Esta vez, sin embargo, podría tener otra actitud, ya que su candidatura fue blanco de una feroz campaña del PT, que buscó destruir su imagen y su mensaje de "nueva política", a la vez que intentó sembrar miedo en el electorado de bajos recursos al adveertir que el ajuste fiscal que proponía representaría el fin de los programas sociales del gobierno federal que lograron erradicar el hambre y sacar a millones de brasileños de la pobreza.
"Brasil señalizó claramente que no concuerda con lo que hay", se limitó a apuntar anoche desde San Pablo.
"Tenemos una alianza con varios partidos, y queremos adoptar una posición conjunta, para mantener lo que nos unió, que es nuestro programa", agregó Marina.
En tanto, desde Brasilia, Dilma reconoció el respaldo incondicional de Lula, su padrino político, agradeció al electorado que le dio su confianza y llamó a los militantes petistas a mantener los esfuerzos para garantizar su reelección.
"Sin el presidente Lula, yo no habría llegado donde llegué. No habría conseguido realizar mi sueño de hacer un Brasil mejor. La lucha continúa, una lucha que sin dudas será victoriosa porque es la lucha del pueblo brasileño. Será la lucha de los constructores de futuro, que jamás dejarán que Brasil vuelva atrás", dijo en alusión al "pasado" que representan Aécio y su mentor político, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).
"El pueblo brasileño ansía más avances y dice que ve, en el proyecto que yo represento, la más legítima y confiable fuerza de cambio. Es una responsabilidad que nosotros, que defendemos ese proyecto, tenemos que asumir ante la historia", agregó Dilma.
Además de la presidencia, en estos comicios los 142,8 millones de brasileños habilitados para votar elegían gobernadores de 27 estados, renovaban toda la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, así como más de un millar de bancas legislativas estatales. Según los primeros escrutinios, en 13 estados ya se habían definido ayer las contiendas sin necesidad de ballottage, con victorias de los candidatos del PSDB en San Pablo (mayor distrito electoral del país) y Paraná, mientras que el PT se adjudicó Minas Gerais (segundo distrito electoral en importancia), Bahía y Piauí, y el PSB obtuvo la gobernación de Pernambuco, estado natal de Eduardo Campos. Los resultados de las votaciones en el Congreso no estaban anoche disponibles.