En una estratégica maniobra, el Gobierno aceptó la letra que las grandes potencias ofrecieron para encarar la cuestión de las deudas soberanas y consideró hoy como una victoria la inclusión de esta problemática en el documento final de la cumbre del G20 que cerró en la ciudad de Brisbane, Australia. Como se informó en septiembre pasado, los ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales ya habían aceptado proponer acciones colectivas en los procesos de reestructuración de deudas soberanas.
Es la primera vez que el Grupo toma esta mención, y como ya lo hacen el FMI y otros foros, el caso argentino forma parte de las preocupaciones de la economía mundial. También el presidente Barack Obama se llevó una mención al tema del cambio climático, que inicialmente causaba resistencia hasta en el país anfitrión del foro.
"Estoy viajando a Naciones Unidas mañana para reunirme con los representantes de la Asamblea General, la Unión Africana, del CELAC y del G77_China para ir discutiendo todos los elementos que se hablaron acá en el G20 y seguir avanzando el tema de la deuda en Naciones Unidas", comentó Timerman en declaraciones a los periodistas que viajaron a Brisbane. En septiembre la Asamblea aprobó una resolución para crear un marco regulatorio internacional sobre la cuestión de deudas soberanas basada en el caso argentino. Pero no la aprobaron 11 potencias, y tampoco Australia, anfitrión de la cumbre que cerró hoy en el país oceaníco.
Tal como sostuvo este diario, el Gobierno no se lleva en la declaración final un rechazo contundente al accionar de los fondos buitre, que batallan contra la Argentina en las cortes neoyorquinas. Incluso, se informó, Estados Unidos se negaba a aceptar en la declaración final, un borrador que al final Argentina aceptó consensuar.
El ministro de Economía Axel Kicilllof fue la cabeza de la delegación en este G20 y representó a Cristina Kirchner en todos los plenarios por estar la presidente enferma. El país contó con ayuda de Brasil y Francia. Pero también apoyan Rusia y China entre otros.
Entre viernes y domingo, a lo largo de tres plenarios, almuerzos y cenas, Kicillof conversó también con Obama, con Francois Hollande, y hasta con el presidente Xi Jinping, con quien referió incluso a las obras de infraestructura que encaran los chinos en Argentina. Aunque no habían logrado en el documento final una declaración como querían, en el gobierno se dieron por "tremendamente conformes".
Según los reportes de prensa de Australia, el G20 lo que hace es saludar "el reforzamiento de la disciplina y la previsibilidad de los procesos de reestructuración de la deuda soberana". Y en los anexos habla de "Asuntos para mayores acciones" y reflexiona en torno a "los retos que plantean los litigios y con el fin de reforzar el orden y la previsibilidad de los procesos de reestructuración de las deudas soberanas". Y su satisfacción por el trabajo internacional respecto a la adopción de acciones colectivas y en torno a las cláusulas "pari passu", que obliga a un pago simultáneo a todos los bonistas, con o sin quitas, o, en su defecto, la prioridad de pago a los tenedores de bonos sin quitas.
Un texto en la misma línea que lo ya planteado por la Asociación Internacional del Mercado de Capitales.
La cumbre de este grupo de países ricos y emergentes estuvo centrada en los problemas de crecimiento y empleo, que fueron opacados al igual que los reclamos argentinos por el embate de algunos países de Occidentes a Vladimir Putin por la crisis de Ucrania. El ruso incluso se fue antes, y al final, todos decidieron bajar el tono de la disputa.
Del comunicado final del G20, lo central refiere a Crecimiento, Desigualdad, Clima, Ebola, Impuestos, Mercado Financiero, Infraestructura y Empleo para Mujeres.
