Sobre prisioneros y prisiones

Por Roberto Ferraris 
(desde Inglaterra) 
El tema de los presos trabajando bajo sueldo ha ocupado un lugar central en los medios argentinos, pero ellos también son relevantes en las discusiones en el mundo. Las características del sistema de carcelario generalmente es un reflejo de la cultura del país, por lo tanto, éstas cambian sustancialmente.

El trabajo bajo sueldo de los prisioneros en Europa es considerado un efectivo sistema de re-educación y re-inserción social. Italia tiene una población carcelaria cercana a los 55000 presos y posee  una  media de reincidencia de los condenados que no trabajaron del 68% mientras que entre los que sí lo hicieron es del 19% llegando incluso a un 2% en los casos de empleos en cooperativas sociales. Para reforzar el tema, desde el año 2000 empresas privadas reciben desgraves impositivos por emplear gente en las prisiones.  Un preso en Italia cuesta al estado €250 al día en gastos generales por lo tanto a los factores sociales y de seguridad se suman también los económicos como demandantes de eficiencia del sistema.  Podemos decir que los países europeos tienen un sistema de tendencias sociales y su sistema carcelario lo refleja.

Por otro lado tenemos el ejemplo capitalista de EEUU en donde las prisiones privadas se han vuelto una industria multibillonaria. En este sistema mientras más gente es encarcelada más beneficio económico obtienen las empresas que lo gestionan.  Hay incluso casos de corrupción como el de los jueces Ciavarella y Conahan  que fueron condenados por recibir un total de 2.6 millones de dólares de un reformatorio de menores privado para retener a los internos el mayor tiempo posible.

Hoy en día el país es primero en el mundo en porcentaje de la población en prisión.  En el 2011, 7 millones de personas estaban encarceladas o bajo palabra o sea un 2.9% de los habitantes. El programa de trabajos pagos es centenario y prevé sueldos entre USD0.20 y USD1 la hora (unas 25/100 veces inferiores a los de mercado) pero está restringido a pocas empresas privadas y el programa estatal UNICOR, ambos casos criticados por competir deslealmente con empresas del libre mercado al emplear trabajo prácticamente gratuito. El programa UNICOR no cuesta nada al contribuyente ya que se autofinancia e incluso da beneficios millonarios. La  reincidencia promedio es del 67% mientras que la de la gente dentro del programa UNICOR es del 50%.  Actualmente en algunos estados se están implementando alternativas a las leyes “duros con el crimen” que se llevan adelante desde la época de Reagan y el número de prisioneros va decreciendo año a año.

Casos extremos del pasado los encontramos en los Gulag de la URSS (campos de trabajo forzado) en donde perdieron la vida más de un millón de personas entre ellos muchos intelectuales o sacerdotes llevados como presos políticos.

En Argentina la población carcelaria es de unos 60000 presos (0.15% de la población) y los índices de reincidencia oficial son  del 32%. Hay que tener en cuenta que estos valores pueden ser distorsionados por la lentitud o ineficiencia del sistema judicial. El 40% de los detenidos argentinos trabaja.

Seguramente el hecho de aprender un oficio y volver a la libertad con algún ahorro en el bolsillo puede hacer diferencia especialmente para los que menos tienen.