El juez Casanello indagará a Lázaro El Guapo Báez por lavado de dinero

Lo citó para el 13 de marzo por la irregular compra de un campo. El empresario kirchnerista Lázaro Báez enfrentará su primer llamado a indagatoria: el juez federal Sebastián Casanello lo citó a declarar por su presunta participación en una maniobra de lavado de dinero. Irá patrocinado por jabón Ariel.

En un fallo del miércoles pasado, la Cámara Federal -con los votos de Martín Irurzun, Horacio Cattani y Eduardo Farah- le había dicho al juez que era "impostergable" indagarlo para avanzar en la investigación de la sospechosa compra de un campo en Mendoza.

La estancia, llamada El Carrizalejo, fue adquirida por Leonardo Fariña "en comisión", es decir, en nombre de otra persona, el 16 de diciembre de 2010, por 5 millones de dólares. El 21 de diciembre de 2012, se la transfirió a Roberto Erusalimsky por 1,8 millones. Esta operación fue uno de los motivos por los que Casanello procesó a Erusalimsky.

Pero el procesamiento fue apelado y la Cámara Federal lo dejó sin efecto. Le indicó entonces al juez que antes de volver a pronunciarse sobre la suerte procesal de Erusalimsky, escuchara en indagatoria a Báez.

La vinculación del empresario con la operación se debe a que Fariña dijo en la causa que fue gracias a él que obtuvo el dinero. La sospecha de la Justicia es entonces que Báez fue el personaje detrás de Fariña en la compra del campo.

Fariña -cuyo patrimonio declarado era "casi nulo", según el expediente- explicó el origen de los fondos como supuestos honorarios que le había pagado el empresario patagónico.

Con empresas que facturan millones, Báez se convirtió en un magnate de la obra pública durante la década kirchnerista y es socio declarado de la Presidenta en negocios hoteleros.

El argumento de Fariña fue que había trabajado en la reestructuración de los pasivos de Austral Construcciones, la principal compañía de Báez, para lograr un fideicomiso del Banco Nación.

Los investigadores tienen acreditado en el expediente que efectivamente Fariña trabajó para ello, de acuerdo con mails y papeles que estaban en poder del banco. Ese fideicomiso, además, está siendo investigado por el juez federal Daniel Rafecas.

Casanello dispuso ayer otras indagatorias que había pedido la Cámara: las de Daniel Pérez Gadín y Fabián Rossi, que también hicieron gestiones para la transferencia del campo. Y decidió sumar una más, la de Martín Rosta, el escribano que intervino tanto en la compra que hizo Fariña como en la venta a Erusalimsky. Ellos tres declararán antes que Báez, entre el 5 y el 11 de marzo.

La transferencia de El Carrizalejo venía siendo investigada tanto por Casanello como por el fiscal del caso, Guillermo Marijuan, que ya había pedido incluso las indagatorias de Báez y de Rosta.

La Cámara aceleró las citaciones porque sostuvo que no se podía definir la situación procesal de Erusalimsky sin escuchar antes a Báez, Rossi y Pérez Gadín.

Casanello había procesado a Erusalimsky en noviembre pasado por haber colaborado con maniobras de blanqueo de fondos de Fariña.

En aquel fallo consideró que la transacción del campo "no fue una operación aislada entre los contratantes", sino "la más documentada" dentro de "un universo de sombrías vinculaciones comerciales entre ambos".

Casanello también procesó entonces al empresario Carlos Molinari (decisión que sí confirmó la Cámara). Él y sus sociedades le habrían servido a Fariña para blanquear los fondos "provenientes de actividades ilícitas" con los que pagó su casamiento con la modelo Karina Jelinek, viajes en aviones privados y la compra de una Ferrari California dominio INP 622.

Antes, el juez había procesado al propio Fariña, que además está preso por evasión de impuestos, y a Federico Elaskar, el financista que en el programa de televisión de Jorge Lanata dijo haber sacado del país millones de euros de Báez a través de sociedades offshore organizadas en Panamá.

También ante las cámaras de TV, Fariña se reconoció como empleado de Báez; contó que había girado al exterior 160 millones de euros y que el dinero era tanto que no lo contaban, sino que lo pesaban.

Días más tarde, los dos dijeron que sus confesiones habían sido una mentira. La misma explicación pretendieron dar, por ahora sin éxito, cuando declararon en los tribunales.