¡Es el Pejotismo y la vieja oligarquía prebendaria, estúpido!

Por Marcelo Arancibia 
Partido Gen - San Juan 
“Pobre Argentina si en las próximas 
elecciones no gana un peronista”.
Pepe Mujica 
Cristina Fernández de Kirchner visitó la República Popular de China. China es una dictadura de partido único, el Partido Comunista Chino. Durante el Gobierno de Mao Zedong no había corrupción. El fenómeno se explica porque durante el periodo de Mao el principal medio de transporte de los chinos eran las bicicletas. No había corrupción durante la época del "Gran Timonel" sencillamente porque no había calles, rutas, represas, rascacielos, trenes, centrales atómicas, puertos, es decir, no existían las grandes obras y contratos públicos.

Todo cambió con Deng Xioping. De la mano del "Pequeño Timonel" china se volcó al más salvaje de los capitalismos. Apareció dinero por doquier, y las obras y contratos públicos convirtieron a la República Popular China en uno de los países más corrupto y corruptor del mundo.

En China existen 300 bi millonarios; es decir, hay 300 personas con una fortuna personal superior a los 1.000 millones de dólares, todos ellos -de una u otra manera- vinculados al partido gobernante, el Partido Comunista Chino. Mientras no se logre separar el poder político del económico, y mientras las fortunas no sean una consecuencia del prebendarismo Estatal, China nunca alcanzará la apertura democrática.

Uno de los últimos conflictos diplomáticos ente China y los EE.UU. tuvo lugar cuando los periódicos norteamericanos divulgaron las fortunas personales del saliente y del entrante Presidente Chino, Hu Jintao y Xi Jimping respectivamente, de unos diez millones de dólares el primero y unos 4.000 mil millones el segundo. Ambos muy lejos de la fortuna personal que el servicio secreto alemán le atribuye a Vladimir Putin, Presidente de Rusia, quien tendría una fortuna calculada en el orden de los 40.000 mil millones de dólares.

Por las fortunas de los líderes políticos de China y Rusia, se entiende por qué CFK los considera sus pares, a diferencia de un Barak Obama quien tan solo posee un patrimonio de 4 millones de dólares.

Pero el nuevo alineamiento internacional de argentina con China y Rusia no solo se explica por la fortuna de sus líderes, fundamentalmente por un sistema de poder en manos de una oligarquía. En China, la oligarquía del gobernante Partido Comunista Chino. En Argentina, la oligarquía peronista, oligarquía que está desplazando no solo en el ranking de fortunas personales a los miembros de la tradicional y antigua oligarquía nacional, sino que lo hace de los negocios privados que genera el Estado con sus propios recursos. Es lo que se conoce como "el vamos por todo".

Como en China, en Argentina existen unos 300 peronistas bi millonarios en pesos; es decir, hay 300 dirigentes políticos, sindicales y empresariales de origen justicialistas, que en estos más de 30 años de democracia han logrado sus fortunas personales apropiándose de los recursos del Estado, coimeando o haciendo negocios privados con recursos públicos.

No bastó con tomar el control de Estado y cobrar los más diversos "peajes", han decidido ir por todo, por todos los negocios que promueve el Estado con las obras y los contratos públicos. Pescarmona cayó en convocatoria de acreedores cuando fué desplazado por el Gobierno de CFK en la construcción de las obras hidroeléctricas Néstor Kirchner y Cepernic en Santa Cruz por una empresa china asociada a una empresa argentina abiertamente controlada por testaferros del poder. El innecesario dique Tambolar ya no será construido por Techint y financiado por el Estado de San Juan con 60 millones de dólares; ahora lo financiarán los chinos con un préstamo de ¡¡¡ 400 millones de dólares !!!, y lo construirá una empresa china con empleados chinos y asociada a una empresa que vendrá apadrinada y vinculada al poder pejotista por contratación directa.

El vamos por todo del kirchnerismo requiere de la re re re elección del proyecto patrimonialista (confusión en el pejotismo de poder político y económico) Así la democracia y la república, un su máximas expresiones, se convierten en unos verdaderos obstáculos.

La apropiación de los recursos públicos por parte del pejotismo, ha puesto a la vieja y tradicional oligarquía prebendaria Estatal y nacional en alerta.

Macri, Massa, y en menor medida Scioli (comienza a ser percibido como un pejotista vergonzante), constituyen las puntas de lanza para la reconstrucción del orden alterado por la consolidación del modelo de partido único (el PJ) con dirigentes tan o más millonarios que los oligárquicos patricios con olor a bosta (Domingo F. Sarmiento dixit).

La suerte de la oposición pro capitalista prebendaria (léase Macri, Massa, Carrió, Sáenz) no será decidida por la convención nacional del radicalismo el 14 de marzo en Gualeguaychú, que pretende aprobar la conformación de una maxi interna opositora para derimir la candidatura a Presidente y Vice; la resolverá una mesa de empresarios, entre otros, los Rocca, Brito y Bulgheroni, únicos personajes que pueden empardar al pejotismo en poner los 120 millones de dólares necesarios para financiar una compaña presidencial en la argentina. Así las elecciones del 2015 se presentan como una verdadera lucha de titanes (pejotismo vs. capitalistas prebendarios) con 40 millones de espectadores. Ante la lucha de titanes que se nos avecina, urge construir una expresión democrática, dispuesta a representar a la ciudadanía (el denostado pueblo) que no conciba al Estado como un botín que hay que saquear. Las elecciones 2015 exigen de candidatos que recorran el País (o la Provincia), que trasciendan por lo dicen y hacen. Necesitamos de candidatos que interpelen el poder pejotista, pero que no pretendan gobernar para los intereses de las corporaciones nacionales desplazadas por los nuevos ricos justicialistas.

Necesitamos de nuestra propia Marina Silva, quien en plena campaña presidencial en Brasil se animó a confrontar al poder económico de las empresas extractivas que son las principales beneficiarias de los Gobiernos de Lula y Dilma, que abogue a favor de la economía del conocimiento y el medio ambiente. También necesitamos a nuestro propio Aecio Néves, quien en plena campaña denunció la corrupción en el sistema de partidos políticos gobernante en los últimos 12 años del Brasil; corrupción tan real y corrosiva para la democracia carioca, que una vez perdida en la segunda vuelta electoral, Aecio no escatimó en afirmar que no le había ganado una partido político (el Partido de los Trabajadores) sino una organización criminal (las investigaciones judiciales sobre la corrupción en Petrobras le están dando la razón a Néves).

Requerimos de nuevos liderazgos políticos que hagan posible aquella definición de Abraham Lincoln sobre la democracia, como el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo. Lamentablemente la oposición tiene dirigentes referenciados, más que en Lincoln, en Von Papen (ex Canciller Alemán que por su odio y despecho irracional para con el último Canciller de la República Weimar Von Schleicher, facilitó la llegada al poder de Hitler); o de aquellos que el término dirigente les queda grande, que se cuelgan a cualquier proyecto siempre que les genere la ilusión personal de integrar el selecto grupo de líderes populistas y bi millonarios del mundo.

Debemos promover aquellos liderazgos políticos que estén en la antípodas de la frivolidad, que sean probos en sus vidas privadas, coherentes en sus vidas públicas, que nos motiven con un discurso que luego se refleje en su accionar.

La tarea es posible aún sin contar con los 120 millones de dólares que cuesta una campaña electoral para Presidente de la Nación (o 2 millones para la Gobernación de San Juan).

Pero como decía Lincoln: "La probabilidad de perder en la lucha no debe disuadirnos de apoyar una causa que creemos que es justa".