Militante K: Es funcionario de Cristina La Muchacha Progre y trabaja en Derechos Humanos pese que estuvo 10 años preso por violación en España

Carlos García Muñoz agredió a su víctima con una navaja, la ató, violó y golpeó hasta desmayarla. Fue arrestado in fraganti. Liberado en 2011, volvió al país. El Gobierno lo contrató de inmediato y le da trato de héroe porque en los 70 fue víctima de la dictadura. Dice que quiere "dar ejemplo a los pibes". Un violeta para el Gobierno de los progres.

Recorre el país dando testimonio de su pasado, porque en 1978 se fugó de un centro clandestino de detención. Pero en el año 1999, estando exiliado en Barcelona, fue a parar a la cárcel por violador. Cumplida su condena, regresó a la Argentina, donde a pesar de ese terrible antecedente trabaja con el gobierno y es agasajado en actos oficiales por la propia Presidente de la Nación.

Carlos Alberto García Muñoz, actual funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos y militante kirchnerista, purgó diez años en una prisión española por violación. Se trata de uno de los cuatro prisioneros fugados del centro clandestino de detención llamado Mansión Seré, suceso popularizado por la película "Crónica de una fuga", quien fue contratado por el Gobierno de inmediato tras su regreso al país y ha sido homenajeado por Cristina Kirchner y los medios oficiales en múltiples ocasiones.

Cuando la primera información sobre sus antecedentes llegó a la redacción de Infobae, la reacción inicial fue de incredulidad. ¿Cómo pensar que el violador que había purgado pena en Barcelona y el hombre que había escapado de Mansión Seré eran la misma persona? ¿Cómo entender que lo hubiese contratado un Gobierno que ha hecho de la lucha contra la violencia de género uno de sus estandartes?

La investigación tomó varios meses, pero finalmente llegó la confirmación desde la Justicia española que lo procesó y condenó en dos instancias y también de boca de la letrada que patrocinó a la mujer. A continuación, la historia tal como Infobae la pudo reconstruir.

La aberrante agresión que llevó a Carlos García a la cárcel tuvo lugar el 10 de julio de 1999 en Barcelona, ciudad en la cual se exilió tras su escape de Mansión Seré. La víctima fue su ex esposa, a la que ya había agredido con anterioridad. Aquel día, el hombre se presentó en la casa de María Jesús Anguren Sanjulian, de quien estaba separado desde hacía varios meses y quien lo había denunciado en reiteradas oportunidades por maltrato físico. Esa noche, García Muñoz le exigió que regresara con él y quiso intimar nuevamente con ella. María Jesús se negó. Entonces él sacó una navaja, la agredió, la ató y la violó.

La abogada catalana María José Varela, quien patrocinó a la víctima en la denuncia y en el juicio, brindó a Infobae detalles del brutal hecho: "Cuando él comenzó a hablarle de manera amenazante, ella se encerró en su habitación. Pero no le sirvió de nada, porque él rompió la puerta de una patada, la empujó y le dio un puñetazo. El hombre procedió a violarla hasta dejarla inconsciente y todo esto mientras los hijos pequeños de la pareja estaban en la casa gritando y pidiendo auxilio. La víctima, además, se estaba recuperando de una operación de útero, por lo que no podía defenderse".

Varela, cuyo bufete se especializa en la defensa de la mujer y de la infancia, no salía de su estupor al enterarse por Infobae de que el violador de su defendida trabaja hoy para el Estado argentino y ni más ni menos que en el área de Derechos Humanos. La abogada contó que cuando la policía llegó a la escena del crimen, alertada por los gritos de los niños, García Muñoz todavía estaba agrediendo a la mujer. Como resultado de la violación, María Jesús quedó embarazada y García Muñoz fue condenado por la sección 5 de la Audiencia de Barcelona (sumario n° 27/2001) a 15 años de cárcel. El niño así concebido nació prematuro.

Liberado de prisión el 31 de diciembre del 2011, empieza la segunda parte de esta historia, en la cual García Muñoz pasa de villano a héroe. Comprensiblemente, al salir de la cárcel, puso fin a su exilio barcelonense para regresar al país y no tardó en encontrar un lugar en la administración kirchnerista, consecuencia directa de su condición de ex detenido desaparecido y de las amistades trabadas durante sus años de militancia en la JP montonera en los 70. En declaraciones a la prensa, a pocos meses de instalarse en Argentina, atribuyó su retorno "al momento político que se vive, donde se retomaron muchas ideas y conceptos de mi época". "Veía la efervescencia de esta lucha desde España y me retorcía de no poder participar", dijo, aunque sin aclarar cuál era el "obstáculo" que le impedía sumarse al "proyecto" en sus inicios.

Su afinidad con el oficialismo se tradujo en un cargo en la Secretaría de Derechos Humanos, que depende del Ministerio de Justicia y que conduce Juan Martín Fresneda, fundador de la filial Córdoba de la agrupación HIJOS. García revistó primero en el área cultural, participando de debates en colegios y centros municipales, relatando su experiencia como sobreviviente de Mansión Seré y dando su particular visión sobre la actualidad política ("La CIA controla a la SIP y propicia golpes de Estado en América Latina a través de los medios de comunicación", dijo en uno de esos encuentros) y luego como asesor de la Dirección de Gestión de Políticas Reparatorias, analizando los pedidos de indemnización de los exiliados durante la dictadura.

En paralelo con estas actividades, García Muñoz se transformó en un ferviente defensor del modelo: integra la agrupación peronista Descamisados, que actualmente apoya la candidatura presidencial del ministro de Defensa, Agustín Rossi, y haciéndose presente en innumerables actos políticos. En uno de estos mítines, como el realizado hace muy poco, el 10 de diciembre del año pasado, en conmemoración del Día de los Derechos Humanos, fue la propia presidente Cristina Kirchner quien destacó su presencia y lo hizo poner de pie para que recibiese una ovación del público en su calidad de "sobreviviente" de la Dictadura.

"Muchas veces juzgamos con demasiada facilidad, con demasiada ligereza. Y yo creo que tenemos que entender las cosas que forman parte de la condición humana", dijo en otra oportunidad la Presidente ante la mirada atenta de García Muñoz, ubicado arriba del escenario a pocos metros de Cristina y sentado junto a la primera plana de la dirigencia kirchnerista. La exhortación casi podía interpretarse como una involuntaria defensa de la presencia de García Muñoz en un acto oficial, o incluso como una condonación presidencial.

Sin embargo, es probable que a la mandataria nadie le haya avisado que su administración estaba contratando a un agresor sexual. Al propio García no se lo ve para nada incómodo con la deferencia hacia su persona de parte de una Primera Mandataria que en su gestión ha impulsado el endurecimiento de penas a agresores sexuales y se ha referido en múltiples discursos al drama de la violencia doméstica, llegando incluso a presentarse a sí misma como una "víctima de la violencia de género mediática" por las críticas que recibe.

Pero los antecedentes penales españoles de Carlos García Muñoz eran conocidos entre sus camaradas de militancia, pasada y presente, lo que no les pareció impedimento para que el Gobierno lo premiara con un cargo en un área crítica como Derechos Humanos, encumbrándolo de paso en el relato oficial. Por su parte, García Muñoz ya ha declarado en varias oportunidades que su objetivo es "usar" su historia de vida "para dar ejemplo a los pibes".